Su Vida

(2 Timoteo 4:7-8)

 Nuestro Papa Andres Hernandez Sierra fue un siervo quien amo al Señor con todo su corazón dando evidencia en su vida diaria. Su vida fue humilde y áspera sin un padre que le mostrare el camino. Aunque no completo su escuela primaria, mas tarde en su vida completo cursos para recibir su diploma en Estudio Ministerial mientras criaba nueve hijos y trabajaba tiempo completo por la gracia de Dios. El comienzo del matrimonio de Papa y Mama fue muy turbulento, pero su vida fue transformada por completo después de creer en Jesucristo como su único Señor y Salvador. Mami a menudo cita Juan 2:10 “…Todo hombre sirve primero el buen vino, y cuando ya han bebido mucho, entonces el inferior; mas tu has reservado el buen vino hasta ahora.” Dios refino su amor con el tiempo y guardo el buen vino para los últimos años de su relación.

Nuestro Papa era un hombre de muchos sombreros, algunos de los cuales incluían carpintero, plomero, conductor de camiones; pero su llamado de Dios era evangelizar al perdido, lo cual él tomó muy en serio. Sirvió en misiones en Nicaragua, Panamá y México, pero su misión principal era asegurarse de que todos sus hijos supieran acerca de Jesús.

A nuestro Papa no le gustaban fiestas o reuniones que no estuvieran centradas en Cristo y si asistía a alguna fiesta familiar, siempre lo hacia con la meta y la esperanza de alcanzar a las almas perdidas; porque como él decía “Sin Dios no tiene chiste” (Salmo 127:1). Mientras Dios le prestó salud, Papa trabajo muy duro. Siempre recordamos cuando Papi regresaba de trabajar, su ropa y su lonchera siempre olían a aserrín. Luego después de abrazarnos a nosotros y a Mami, se iba directo a su cuarto a doblar rodillas para orar. Al otro día antes de ir a trabajar, también oraba como solia hacer todos los días. Muchas veces cuando entrabamos nosotros o sus nietos a su cuarto en diferentes horas del día o aun de la noche, también lo encontrábamos de rodillas orando. La Biblia y la oración fueron el sustento de nuestro Papa (Mateo 4:4, 1 Tes 5:17)

La obligación de diciplinarnos fue algo que Papi tomaba muy en serio. Nunca fallaba, cada vez que uno de nosotros nos portábamos mal, nos daba un largo sermón en su cuarto sobre los caminos de Dios. Si el consideraba absolutamente necesario nos diciplinaba. El altar familiar fue una gran prioridad para Papa. Muy seguido nos reuníamos juntos para leer la palabra y dialogar sobre ella y cantábamos alabanzas al Señor. Después de las alabanzas, la oración muy a menudo se prolongaba y los mas chiquitos (y a veces los grandes) se quedaban dormidos “orando”. Muy rara la vez el tenía tiempo libre, pero cuando lo tenía, se ponía a tocar la guitarra cantando coritos con nosotros (Salmo 100:1-5).

En diciembre del 2021, Papi se enfermó, pero él decía que si Dios le permitía recuperarse, el continuara predicando el Evangelio de Jesucristo a todo el mundo (Marcos 15:16). Incluso en su ultimo año, Papi compro bocinas para salir a predicar donde pudiera obtener permiso. No mejoro físicamente pero su determinación de evangelizar solo se hizo mas fuerte. A medida que su cuerpo se deterioraba, pasaba sus buenos días construyendo sermones y subiéndolos a YouTube (2 Tim 4:2). A lo largo de su vida, Papa ministro la palabra de Dios a los prisioneros, a los niños en la Escuela Dominical, a los novios y novias de sus hijas e hijos, a las enfermeras en el hospital y básicamente a quien lo escuchara. Una de las trabajadoras de Hospice fue tan impactada porque Papi oraba por ella a pesar de su condición de salud. Ella no dejaba de llorar y cuando se fue todavía iba llorando. En sus últimos tres días ya no podía casi hablar, pero cuando se presentó la trabajadora social de Hospice, Papi retomo todas sus fuerzas para testificarle de Jesús. Incluso, en su propio funeral, predico el evangelio a través de grabación. Este testimonio de la obra de Dios en la vida de Papi, para nosotros, vale mas que cualquier herencia de riquezas materiales que pudiera dejar (Mrcs 8:36). Después de correr y terminar la carrera de la vida nos dejó el bastón para nosotros seguir corriendo. Papi entendía que no existen grandes hombres de Dios, solo hombres pequeños y débiles con un Dios grande y poderoso. Nada de lo que Papi realizo fue por sus propias fuerzas (Lc 17:10). Siempre reconoció que Dios no nos salva y nos usa por lo que somos, sino a pesar de lo que somos. Papi no se salvo por ninguna de sus obras sino por la obra de Jesucristo en la cruz del Calvario (Ef 2:9-11). ¡Cuando suene la trompeta final, su cuerpo resucitara incorruptible porque Cristo resucito y vive para siempre (1 Tes 4:16-17, Hch 4:12, Jn 14:6)! ¡Amen!